Despacho gratis para compras sobre $80000 CLP
  • x

¿Cómo llegamos aquí?

       En Chile históricamente no hemos destacado por ser un país consumidor de café de grano, básicamente nuestra interacción con el café se resumía al consumo de café instantáneo y algunos derivados de este.

     A mediados de los años 2000 el crecimiento y apertura de la economía trajo consigo innumerables franquicias de comida rápida que proliferaron a lo largo de los años, esta apertura comercial dentro del contexto de la masificación del internet profundizó una apertura social para los chilenos que ahora: pudiendo acceder a viajes, a televisión pagada, a diversos medios y alternativas de conocimiento global interesó a un mercado que planteó una solución a estas nuevas y proliferantes necesidades de consumo, es así como llegaron cadenas tales como dunkin donuts, Starbucks, Mc Donalds abrió su MC Café, etc. Estas franquicias fueron creciendo y expandiéndose a lo largo del país, aunque siempre concentradas fundamentalmente en la región metropolitana; y con ello el público general pudo acceder por fin al café de grano, un café con un sabor más intenso y que además proporciona una fuente de energía importante para su uso en los lugares de trabajo, oficinas, universidades, entre otras. El mercado siguió creciendo, luego, a comienzos de la segunda década del 2000, se generaron las primeras iniciativas de café de especialidad o café artesanal en Chile (previo a esto era posible encontrarse con cadenas nacionales como Coppelia, Tavelli y otras similares), algunos emprendedores pusieron sus fichas en esta industria creciente e invirtieron sus recursos para llevar a cabo distintos negocios, algunos pequeños, otros más grandes, que posicionaron a la industria del café dentro de un rendimiento en alza y auge, ya en 2017 el mercado había crecido en más de un 170% a nivel nacional y se podía inferir que para 2022 el mercado crecería un 40% más, apoyado en el auge global de esta bebida.   

           Para fines de 2019 ocurrió el estallido social seguido de una pandemia que nos dejó a todos confinados y nos mantiene en vilo, muchas cafeterías cerraron, producto de las deudas, del temor, de la incertidumbre, de la baja en las ventas, de la poca flexibilidad de sus modelos de negocio y otras varias consecuencias probablemente lógicas si pensamos en el contexto global y la crisis económica consecuencia de las cuarentenas y otras variables dentro de este mismo sentido.

     

         A pesar de todos los supuestos que pudimos hacer e inferir, y que hicimos probablemente, el mercado de café durante el año 2020 creció en Chile en un 7% según datos de Euromonitor, lo que reivindica de cierta forma al café como un producto de consumo relevante para nuestro día a día.

        Hoy, en esta nueva normalidad, cuarentenas y plan paso a paso incluido, el delivery se ha convertido en un socio estratégico de las cafeterías, principalmente de las grandes cadenas o franquicias, y en menor medida de las pequeñas cafeterías artesanales, dado que estas últimas se ven en desventaja en relación con sus competidores producto de la limitada capacidad de promoción y la nula posibilidad de diferenciación, al menos en lo que refiere a publicidad. Pensándolo bien, los Marketplace son plataformas útiles, pero que no aportan en demasía como herramienta de diferenciación a los negocios, lo que aun sin buscarlo beneficia a las grandes empresas. Sumado a lo anterior no es trivial mencionar el tremendo volumen de contaminantes generado por el consumo de café ya sea en los distintos formatos en que se utiliza dentro de los hogares de la región metropolitana, sino que también considerando los materiales que son utilizados diariamente para el consumo en cafeterías, en delivery y en otros contextos. Los plásticos generados a raíz de este consumo rondan en torno a cifras de 23.240 toneladas de residuos contaminantes generados anualmente que contribuyen a la enorme crisis climática.

Considerando esta perspectiva importantísima para nuestro futuro, surge la necesidad de reinventar el sistema de consumo de café, volcarlo a un modelo sustentable, de bienestar a la salud y de consumo responsable, para ello es indispensable que las iniciativas puedan hacerse atractivas para los clientes.

MVC.

Hain Artesanal Coffee & Art Shop.

¿Cómo llegamos aquí?